Los dueños del cielo  ¿por que ? cobran tanto los controladores aereos.

Ellos mismos se gestionan, lo que les permite acceder a primas de hasta 1.500 euros al día por horas 'extras'



Los controladores son los dueños del cielo. Desde sus torres ordenan el tráfico aéreo, dan autorizaciones para despegar y aterrizar, marcan rutas para que los aviones en vuelo se mantengan separados, gobiernan en las pistas... Un error suyo puede ser catastrófico. Un trabajo estresante. Y bien pagado. Tanto que, a juicio del ministro de Fomento, José Blanco, lastra las cuentas de Aena, la sociedad estatal que gestiona los aeropuertos.

Hay 2.400 controladores en España, que cobran una media de 330.000 euros al año, el triple que sus colegas europeos. Alguno de ellos, gracias a las horas extras, llegó a ingresar 990.000 euros en 2008, según desveló el ministro. Ahora están negociando el convenio. La patronal les plantea rebajar sus salarios a 200.000 euros para reducir el déficit de la empresa en 300 millones. Entretanto, para demostrar su poder, los controladores han llevado a cabo medidas próximas a lo que se conoce como una 'huelga de celo' encubierta, cumpliendo a rajatabla sus horarios y dejando en tierra a miles de pasajeros.
¿Cómo es posible que un controlador medio, por estresante que sea su labor, haya conseguido llegar a ganar cinco veces más que, por ejemplo, el director del aeropuerto en el que trabaja, o más del doble que el presidente del Tribunal Constitucional? «Porque tienen un convenio excepcional, endiabladamente ventajoso», aclaran fuentes del Ministerio de Fomento.
Para explicar esta situación hay que remontarse a 1999, año en el que Aena y los 'señores del aire' firmaron un acuerdo tan provechoso para estos que desde entonces su objetivo es renovarlo. Su vigencia expiró en 2005 y desde entonces se negocia la nueva regulación. Cada año los controladores mantienen la estrategia de «alargar las conversaciones por medio de huelgas encubiertas», de modo que no se alcanzan pactos. Y cuando llega el mes de marzo, el convenio se prorroga otro año más.
Tienen sus razones para no querer cambios. En realidad, lo perverso de esa regulación no es la cuantía del sueldo base, sino que otorga a estos profesionales la posibilidad de organizar su trabajo. «Aena no manda. Ellos organizan los turnos, los accesos a los puestos de control, los ascensos... todo».
La élite roza el millón anual
En la práctica, esta manera de funcionar los habilita a «cambiarse turnos» entre ellos, acumular horas y llegar a juntar, por ejemplo, quince días libres compensatorios. Mucho tiempo. Así que, en vez de disfrutarlos todos, el controlador implicado puede decidir trabajar una de esas dos semanas. Y aquí llega el negocio: las horas extras se pagan con una generosidad extraordinaria y, dicen desde el Ministerio, suponen una media de 1.500 euros al día. Pero hay casos aún más extraordinarios porque, según desveló Blanco en una medida de presión sin precedentes, hubo quien ganó 700.000 euros sólo por prolongar su jornada, sueldo base aparte.
Por supuesto, éste no es el perfil habitual. Es cierto que hay, por arriba, una élite de controladores compuesta por unas diez personas que ganaron en 2008 entre 810.000 y 990.000 euros; por debajo, en cambio, hay 50 que cobraron 100.000 euros. Un buen sueldo, pero no tanto como para despertar las iras de la opinión pública.
A la vista de todo esto no queda más remedio que preguntarse en qué estaban pensando los responsables de Aena cuando firmaron aquel convenio en 1999. Los actuales gestores no quieren criticar el pasado, creen que quizás sus antecesores no eran muy conscientes de lo que suscribían. Y, sobre todo, hay que tener en cuenta que su capacidad de presión es brutal: son capaces de paralizar el país.
La lógica hace que surjan dos preguntas más. Primera: el convenio establece que sólo pueden hacer un máximo de 80 horas extras al año. ¿Cómo entonces puede alguien ganar 700.000 euros? La respuesta está en el propio convenio, ya que permite trabajar más si se dan causas de fuerza mayor. Y cuando se trata de la seguridad de los aeropuertos, cualquier necesidad adicional entra en tal categoría.
Segunda: si hay que hacer horas extraordinarias es porque falta personal. ¿Por qué no se convocan oposiciones y se amplía la plantilla? En el Ministerio dicen que, «por lo endiablado del convenio», aumentar personal supondría aumentar las horas extras. Además, nutrir el cuerpo de controladores en las condiciones actuales engordaría el déficit porque, además, su productividad «es la más baja de Europa».
De hecho, hay quien se atreve a decir que firmar aquel convenio en 1999 fue «rubricar la sentencia de muerte de la empresa». «Mantener este sistema llevará a la quiebra de la compañía», aseguran portavoces de Fomento. Por eso, el plan es bajar unos sueldos que representan «el 70% de los costes de navegación», es decir, de lo que pagan las aerolíneas por el servicio y lo que, dicen las mismas fuentes, les desanima en ocasiones a abrir nuevas rutas.
De fondo está la reforma de Aena prevista por Fomento, la entrada de capital privado y la necesidad de que se trate de una empresa saneada para que esto ocurra. En este contexto, y en plena negociación, el ministro anunció hace unos días la sustitución de controladores en ciertos aeropuertos por un servicio alternativo y más barato. Una amenaza directa y poco sutil cuyas consecuencias están aún por ver

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